13/12/16

Motivo de reflexión


Hay días, que uno se levanta con el pie cambiado y hoy ha sido uno de ellos y no el único.

La historia comienza con la llegada de mi nieto Nil el más pequeño. El motivo de su estancia en nuestra casa es que mañana lunes tienen fiesta en el colegio por el puente de la Constitución y se quedara a dormir. A primera hora mi yerno traerá a casa mi nieto mayor Joel. 

Su llegada trastoca un poco nuestro quehacer diario, hemos de sacar al parque a la Lua y a la Kira dos mascotas. No podemos dejar solo al Nil. La situación se complica, ya que este lunes salgo con la “Colla Jove” a caminar y hemos quedado a las 7h. Lo que me obliga a sacarlas a las 5h. Decido no sacarlas juntas, pienso me resultara más fácil y rápido, que con las dos a la vez.

La Kira es una perra encantadora y cariñosa, pero como siempre, existe un pero; que no es otro que la obsesión por los gatos. De regreso del Park Güell, a olfateado a un gato y como hace otras veces, mediante una maniobra se ha soltado del collar. Eran cerca de las seis de la mañana y aun me quedaba sacar a la Lua.

Cuando se produce este percance se vuelve loca persiguiendo a su presa, no hay forma de pararla. Yo, que soy de por si temeroso, me desespero, pues siempre me pongo en la situación más trágica. Que la pille un coche o que a consecuencia de ello provoque un accidente grave. Al cabo de un buen rato he conseguido pararla, era tal mi excitación que la he golpeado con la mano en el moro.

Ya eran cerca de las 6:15 cuando he llegado a casa, cabreado, he cogido a la Lua y he vuelto a salir a la calle. El animal ha olfateado mi estado de ánimo, de manera que ha decidido volver a casa. Mi mujer ante mi excitación decide volver a sacar las.

Me quedaban apenas 25 minutos para mi marcha y he decidido sentarme a meditar, he reflexionado sobre él porque de mi ira. He descubierto que mi generosidad y bondad, no surge del corazón sino de la razón, no es amor lo que entrego sino justicia. Soy el defensor de las causas perdidas, me revelo contra el opresor y defiendo al oprimido. No amo al oprimido, sino que odio al opresor.

Antes de salir de casa, ha llegado mi mujer. Feliz y contenta de lo bien que se lo han pasado las mascotas, sobre todo la Kira persiguiendo a los gatos. Un motivo para reflexionar. Estoy en ello

Buscando en los recuerdos "Es un buen ejercicio ser del todo sincero consigo mismo". Sigmund Freud

A raíz de lo acaecido, busco en mis recuerdos cuando “mate al padre” es probable que fuera el día que recurrí a él, cuándo el abuelo me echo de casa, ese día no solo lo mate, sino que le enterré en lo más hondo de mi alma. Es curioso, como he convencido a mi mente durante tantos años, de que ese día alcance mi libertad, al liberarme para siempre de la tiranía del padre.

Realmente no fue así. Han tenido que pasar más de cincuenta años, para descubrir que me había equivocado, el reo nunca debió de ser mi padre, sino mi madre. Ella me inculco la responsabilidad y el compromiso para con el débil. Su alma se secó el día el que mi hermana enfermo de meningitis. A partir de ese instante fui su lazarillo..

Debo de “matar a la madre”  para lograr mi libertad. He de subvertir la realidad social que he vivido hasta ahora. Debo abrir mi alma de par en par a una esperanza, a la que siempre me he negado (inconscientemente) a aceptar. Que es amor y no el compromiso lo que mueve el corazón del mundo.