16/2/21

 

Reducir el riesgo cardiovascular en edades tempranas frena el alzheimer

Una investigación relaciona la aterosclerosis con un menor metabolismo cerebral

Cristina Sáez:16/02/2021


Un laboratorio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares que dirige Valentí Fuster Emilia Gutiérrez

Reducir los factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol alto o la diabetes, podría ayudar a prevenir el desarrollo de enfermedades neurodegenera­tivas. Un estudio del Centro ­Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en cola­boración con el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall Barcelona Beta Brain Research Center (BBRC) demuestra por primera vez que, a edades tempranas, existe ya una relación entre estos factores de riesgo, la aterosclerosis y cambios en zonas del cerebro que lo hacen más vulnerables a desarrollar, en el futuro, demencias y, ­sobre todo, alzheimer. El descubrimiento, que publican en la revista Journal of the American College of Cardiology (JACC), abre la puerta a poder intervenir sobre las enfermedades cardiovasculares, que sí se pueden ­tratar y modificar, para intentar evitar la aparición y evolución de una enfermedad para la que no hay tratamiento, como la demencia.

Que existe una relación entre los riesgos cardiovasculares y los riesgos de deterioro cognitivo, incluso años antes de que se manifiesten los síntomas clínicos de ambos tipos de patologías, se sabía desde hace años. De hecho, las enfermedades neurodegenerativas y las vasculares a menudo aparecen juntas en etapas avanzadas. Sin embargo, aunque se sospechaba, no se había podido demostrar esta asociación en las etapas iniciales. Los investigadores del CNIC y del BBRC han estudiado los factores de riesgo cardiovascular, como colesterol alto, hipertensión, diabetes, obesidad, de 500 individuos de una de media de 50 años que estaban sanos, pero ya tenían placas de aterosclerosis en sus arterias.

También han escudriñado qué pasaba en sus cerebros; en concreto, se han fijado en el consumo de glucosa, el combustible de las células nerviosas, porque una falta de glucosa afecta a la cog­nición.

“Hemos visto que hay una ­relación entre los factores de riesgo que dan lugar a enfer­medad de grandes arterias y una disminución de la entrada de ­glucosa al cerebro”, explica a La Vanguardia Valentí Fuster, director del CNIC.

“Esos factores de riesgo juntos son los que dan lugar a los infartos de miocardio y cerebrales, pero en ese caso el impacto, y sobre todo el de la hipertensión, es en la entrada de glucosa al cerebro y en el aspecto cognitivo”, añade.

A continuación, usando la tecnología de diagnóstico por imagen PET, que permite medir la actividad metabólica del cuerpo humano, vieron que aquellos individuos con factores de riesgo cardiovascular, pero sobre todo hipertensión, tenían afectadas las regiones temporal y parietal del cerebro, las mismas áreas donde comienza a manifestarse el alzheimer.

En esas áreas, los investigadores vieron que había un menor consumo de glucosa por parte de las astroglías, las células cerebrales que dan apoyo a las neuronas y que se encargan de extraer los nutrientes de la sangre y de activar mecanismos de reparación de las neuronas.

“El patrón de un menor me­tabolismo cerebral en estos ­pacientes sanos con mayor riesgo cardiovascular es el mismo que el de personas con alzheimer”, señala Juan Domingo de Gispert, al frente del grupo de neuroimagen del BBRC. Eso implica que “son cerebros menos plásticos, con una menor capacidad de compensar o de resistir un proceso neurodegenerativo”, añade.

Los factores de riesgo cardiovasculares engrosan las paredes vasculares de las arterias, lo que, a su vez, obtura los pequeños vasos sanguíneos que irrigan el cerebro. Esa falta de flujo, señalan los investigadores, es lo que lleva a una disminución de la glucosa en la zona y, al final, a afectar a la cognición. “Ya Alois Alzheimer cuando describió esta neuro enfermedad dijo que era vascular. Y es muy posible que se acelere por un proceso vascular”, destaca Fuster.

Poder intervenir en enfermedades cardiovasculares evita el deterioro cognitivo, según CNIC y BBRC

 

10/2/21

Yo mi Alzheimer

 Yo, mi Alzheimer

Hace ya casi, dos años que han trascurrido, que me diagnosticaron este enfermedad, en un principio pase por una crisis existencial, si algo bueno esta dolencia, es que cursa con proceso lento y permite adaptarse, después de un periodo de asimilación. Para la familia, el desarrollo de esta dolencia, no supone una carga asistencial elevada, si bien es cierto que la dolencia, pasa por periodos de estrés, en el ámbito familiar. 

Si algo bueno tiene la enfermedad, es que no padecemos dolencias añadidas, lo que nos permite realizar actividades, como trikini la natación ciclismo etc. Si bien no todo son laureles, en el entorno familiar, el  deterioro cognitivo nos hace pasar por periodos de agresividad involuntaria, meros ataques de ira que, suelen pasar con cierta frecuencia, al sentirnos deprimidos por la ausencia de memoria. La ausencia de recuerdos nos lleva a una depresión transitoria, el saber donde as dejado las cosas, que hace que nos sintamos deprimidos. La familia es un baluarte donde nos defendemos de la dolencia.

Con la lectura, de textos científicos (en mi caso) me permite, disfrutar durante su lectura, a la vez que, consigo recordar lecturas de textos científicos olvidados. Es primordial no en cláustranos en el hogar, debemos mantener relaciones con compañeros de trabajo y procurar recordar vivencias de un pasado, que no volverá. Debemos, adherirnos a excursiones en entornos naturales, procurando mantenernos en el grupo y no despistarnos, lo que seria un peligro para el excursionista y un desasosiego para el colectivo social. Hemos de gozar del paisaje. Yo ya he disfrutado en las excursiones y he padecido algún que otro despiste, el cual me ha generado un gran desasosiego. Es conveniente ir en grupo y mantener un recuento de los excursionistas, sobre todo si entre los asistentes hay alguno que padece Alzheimer. El mantener  un buen estado físico, es primordial así como la lectura, novelas, filosofia y textos científicos, yo soy el primero, en hacerlo. 
         

9/2/21

Libreras de cabecera

Los profesionales que regentan las librerías desarrollan la maestría prescriptora Magi Camps

Cuando el cliente entra en una librería, si no sabe qué libro quiere, sabe que la persona que hay detrás del mostrador lo sabrá aconsejar. Esta evidencia hace que, de algún modo, y en un grado menor, los libreros también ofrecen bibliotecaria. Elena González, que regenta la librería Tòmiris del barrio de la Sagrada Família de Barcelona, se sorprende cuando La Vanguardia le pregunta por su método. Se sorprende, pero es plenamente consciente de que, quizá no lo ha reflexionado, pero sí hay un método.

“Cuando me piden que los aconseje –cuenta González–, hay una parte de intuición importante. Les hago muchas preguntas porque eso me ayuda mucho. Es la manera en que yo puedo relacionar su demanda con una lectura determinada. La gente contesta hasta donde quiere, claro, con eso ya cuento, pero les pregunto qué gustos tienen. Si el cliente me dice que está triste, no quiero saber los motivos, tengo bastante sabiendo su estado de ánimo. Pero es cierto que les pregunto muchas cosas con el fin de acertar”.

Aunque la librería Tòmiris abrió hace pocos años, González ha trabajado toda su vida en librerías y conoce bien el oficio: “Conozco los libros que tengo entre manos, hace mucho tiempo que trabajo de cara al público y conozco a la gente”. Y refiere una frase de Josep Cots, el librero de la Documenta, ahora en la calle Pau Claris de Barcelona: “Cots dice que las librerías son como farmacias y detectan las necesidades de cada persona.

También dice que tendrían que estar más horas abiertas, pero eso ya no lo comparto”.
Cuando se trata de recomendar, González afirma que hay libros que no fallan nunca y pone algunos ejemplos: “Si alguien quiere algo de mujeres o para reafirmarse en el hecho de ser mujer si lo está pasando mal, recomiendo La pasión de ser mujer, de Eugenia Tusquets y Susana Frouchtmann. Y para un estudiante que no le ve sentido a estudiar, La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine, un pequeño manifiesto de la sabiduría por la sabiduría.

Da ganas de ponerse a estudiar”. González concluye: “Si tienes un problema grande, tienes que ir al médico; pero para un dolor de cabeza...” Otra librera de cabecera, como la llama algún cliente, es Fe Fernández, de la librería L’Espolsada, de Les Franqueses del Vallès. “Nosotros somos prescriptores; no recomiendo autoayuda, sino ficción”, dice de entrada sobre la bibliotecaria.

“La ficción funciona muy bien porque comporta el efecto rebote: cuando vemos lo que les pasa a los personajes, nos vemos reflejados y eso nos ayuda –explica–. La buena lectura tiene muchos efectos” “La prueba empírica –continúa– es que en los clubs de lectura una misma novela impacta de modo distinto en cada persona. En un mismo libro, como El verano que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Tibuleac, cada persona que lo lee se puede fijar más en el cáncer o en la relación maternofilial”. 

“El efecto espejo es lo importante de la literatura. Quien solo lee autoayuda no sale nunca de ese bucle. Con la clientela, a partir del conocimiento, ya sé para quién es cada libro cuando me llega. Y si a alguien no le conviene un libro en un momento dado, también se lo digo. Hay libros de todo, para todas las personas y para todos los momentos”, concluye.

CÓMO ACONSEJAR AL CLIENTE

Las preguntas sobre gustos y estados de ánimo ayudan a escoger el libro adecuado