29/10/10

Nuevo paradigma

Iraq 

Ante todo cambio de paradigma social podemos observar en ésta, hechos que nos que nos conmueven por su dureza y dramatismo en el aspecto humano como social.

Recientemente la prensa divulgo en una breve reseña el índice de suicidios, tanto a nivel mundial como nacional y cuyas cifras son sobrecogedoras: un millón de suicidios al año, —en 20 millones de intentos— de los que nos corresponden 3457.

Pero lo que más sorprende de la noticia, es que la ciencia considera que son fruto de enfermedades mentales y en ningún momento ésta se cuestiona, si el sistema social que nos hemos dado tiene algo que ver en la resolución fatal de autolisis.

Los sociólogos lo atribuyen a “dilución de responsabilidad” la actitud de indiferencia social, en el siguiente caso, acaecido en el metro de la ciudad de Roma: Una discusión entre dos pasajeros un hombre y una mujer, ambos jóvenes, acaba con la agresión por parte de él, propinándole un puñetazo en el rosto que provoca una caída fulminante despaldas, al golpeándose la cabeza contra el suelo queda inconsciente, el joven indiferente al hecho, recoge su mochila del suelo y se aleja.

Durante más de un minuto —lo filman las cámaras de seguridad del metro— los pasajeros pasan indiferente ante la joven sin socorrerla. La ciudadana de nacionalidad rumana falleció. Lo contrario de la responsabilidad, ya no es la irresponsabilidad, sino el conformismo indiferente que nos avoca al fracaso social”.

Hoy podemos constatar lo que la crisis económica, generada por la codicia especulativa de la magnificación del beneficio, está produciendo en la sociedad: aumento del paro, desahucios e incremento de la marginación fruto de la exclusión social.

Estos hechos son una breve pincelada de una sociedad que naufraga en un mar de ideas, donde prevalece el ideal: que es más importante tener que ser.

Ante este panorama social a día de hoy, comienzan a surgir alternativas, de forma y manera, que nos hacen suponer nuevos avatares en el paradigma social.

Cada vez es más frecuente observar colectivos en comunión silenciosa, meditar en busca de su “ser”, al intuir que la ciencia con su certidumbre y el materialismo que:“ha convertido en virtud la búsqueda del interés material”, no colman sus expectativas de felicidad, ni calman su dudas existenciales.

En un planeta con recursos finitos y cuyo moradores el “homo consumere”  son insaciables,  la vida “humana” tiene un tiempo de caducidad. Aún hay un atisbo de esperanza, en la rebelión de los esclavos el “homo sapiens”—la cual será incruenta o no será— su causa es “conocerse”, para ser con el otro.

“La única moral capaz de hacer el mundo vivible es aquella que éste dispuesta a sacrificar las ideas todas las veces que ellas entre en colisión con la vida, aunque sea la de una sola persona humana, porque ésta será siempre infinitamente más valiosa que las ideas”. El hombre rebelde de Albert Camus

11/10/10

Voyeur social

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Hace unas semanas se ha generado la fusión de la Caixa de Catalunya con la de Manresa y Tarragona. Deduzco que a consecuencia de la misma, la oficina más próxima a mi domicilio ha sido cerrada, después de treinta años de prestar sus servicios a un colectivo vecinal.

Actualmente por este motivo para cualquier gestión con la entidad, no solo, nos vemos en la necesidad de invertir más tiempo en el desplazamiento, sino que además, el personal de la entidad no se ha visto incrementado, en proporción al aumento de clientes por la fusión, lo que origina, que una actividad que antes suponía diez minutos, ahora pueda suponer alrededor treinta minutos.

Situación similar podemos ver cada día en el supermercado del barrio, donde se originan largas colas de clientes en espera de ser atendido por el único cajero/a, cuando podemos observar, no sin estupor, que en el resto de las cajas no hay nadie que nos pueda a tender. Lo más sorprende, no es el descaro de las entidades que se beneficia de nuestros depósitos y compras, sino el estoicismo: “Soporta y renuncia, porque todo está determinado” de sus “sufridos” clientes.

Me pregunto ¿Qué ha sido de nuestro espíritu crítico? ¿Por qué ya no somos capaces de indignarnos? ante la contemplación de la injusticia que supone un abuso de poder ¿Por qué somos indiferentes? Tal vez esta actitud sea la respuesta “correcta” de una sociedad narcotizada por los “mass media” que, ya no es capaz de vivir su propia realidad y renuncia a la libertad de decidir, en pos del placer sin riesgo del “voyeur” social.

7/10/10

Cinco minutos de gloria

evolucion

Me reconozco un animal de costumbres y a tal efecto suelo ir cada domingo a leer el diario “El País” al Ateneo Barcelonés sito en el Carrer Canuda. Me acomodo plácidamente en su jardín —un oasis en desierto de asfalto de la ciudad— y me enfrascó en la lectura delante de una humeante taza de café con leche, eso sí caliente, pues uno, ya forma parte del colectivo de los eternamente desocupados y a estas edades, apetecen las cosas calientes.

De vuelta a casa, utilizo el transporte público: el Metro de la Plaza Catalunya. Al pasar por la Rambla de Canaletas he observado a un nutrido grupo de jóvenes —del movimiento social animalista— cada uno de ellos mostraba un póster de un animal,  uno al costado del otro, a la vez una pancarta que hacía alusión al maltrato que hacemos a los animales, no he podido por más que hacerles la observación, que a mí entender había una ausencia notable, el Homo Sapiens “Oppressus” el más fustigado perseguido de este planeta.

Resulta chocante cuando no paradójico en la situación socioeconómica global que actualmente nos afecta, ver a  nuestros jóvenes más motivados a defender los derechos de los animales —no seré yo el que, no considere justa su defensa (“Liberación Animal” Peter Singer 1975)— que luchar por sus propias reivindicaciones sociales, véase el acceso a un trabajo digno.

Sin pretender menoscabar el derecho que todo ciudadano tiene, a expresar de la manera que mejor considere sus opiniones, considero que la repercusión informativa que le otorgan los medios de difusión, provoca un efecto llamada en pos de los cinco minutos de gloria televisiva.Son nuestros políticos de todo pelo, los que en vísperas las próximas elecciones, lanza la red en busca del voto emotivo de la “causa justa”, manifestándose a favor o en contra de la misma según convenga a sus intereses partidistas.

Una sociedad narcotizada por los medios audiovisuales permite, que estos acontecimientos reivindicativos de bajo relieve político, enmascaren el incumplimiento de los programas sociopolíticos, por los que los ciudadanos les elegimos en las anteriores elecciones, como decimos por estos lares “embolica que fa fort”.