23/5/13

El también existe

El tambien existe

Desde que me he jubilado, ya va para tres años, de forma asidua cada quincena, suelo ir a tomar un café con mis compañeros del hospital (Cliníc) en el que durante más de treinta y cinco años he prestado mis servicios como profesional de enfermería. La pertenencía al grupo reafirma la identidad social del individuo, y ellos han sido mi referente durante más de tres décadas.
El día pasado desayunando con mi amigo Juan, me relató un hecho que le había sucedido hace unos días: Él cada mañana coge el autobús 44 y se apea en la parada calle Mallorca esquina con Casanovas. Cada mañana caminando en dirección al hospital, le llama la atención observar a una persona sentada en una silla de ruedas que ha pasado la noche en un cajero automático de la Caixa. Trata de hacerse la idea de lo debe suponer para él (excluido social), pasar todas las noches en esas condiciones, cada día en espera de un futuro que no llega.
Juan además de buen fotógrafo es auxiliar sanitario, labor que realiza no sin dolor (sus lumbares le gritan) pero con mucho amor y esmero. Hace unos días fueron requeridos sus servicios para afeitar la barba desaliñada de un usuario . Era un paciente de unos treinta años el cual se hallaba sentado en una silla de ruedas. Presentaba una úlcera vascular de considerable tamaño en una pierna. La pose del paciente le recordó al mendigo del cajero, al que nunca le había visto la cara. Tentado por la curiosidad le interrogo: ¿Perdone mi osadía, no será Vd. por causalidad el señor que pernocta en el cajero de la Caixa de la calle Mallorca? . Sí, soy el mismo y me llamo Manuel. Es un placer para mí el conocerle.
Ya nunca más Manuel se sentirá solo, él ya ha dejado de ser indiferente para un ciudadano
La indiferencia social es la violencia silenciosa y un pueblo que no es compasivo con los débiles no tiene futuro.

12/5/13

Los nuevos “Popes”

Popes de la ciencia
La Ilustración del siglo XVIII (siglo de las luces), hace de la razón el medio para conseguir la verdad, y sirve de guía frente a la superstición, el fanatismo y la ignorancia. Las antiguas creencias basadas en la fe se desvanecen dejando paso al conocimiento empírico tributario de la razón. A día de hoy nos hallamos cercanos a un apagón general del intelecto en la ciudadanía. Ya nadie cuestiona a los nuevos “popes” de la ciencia que a través de los medios de difusión nos adoctrinan.
Recientemente la prensa (El País “Errores académicos” 23/04/2013) ha divulgado que: El 4 de enero de 2010 en el Hotel Marriott de Atlanta ocurrió la reunión anual de la Asociación Económica Estadounidense. Allí, la profesora Carmen Reinhart y Ken Rogoff, antiguo economista jefe del Fondo Monetario Internacional, presentaron una investigación llamada ‘El crecimiento en épocas de deuda’.
De acuerdo con los dos prestigiosos autores, ambos profesores de Harvard, “el crecimiento económico se ralentiza dramáticamente cuando crece el tamaño de la deuda de un país por encima del 90% del Producto Interno Bruto”. Tal afirmación, en medio de una situación de crisis global, llamó poderosamente la atención, en especial de legisladores y dirigentes políticos.
La aparente minuciosidad de los cálculos, la calidad del ensayo y la importancia de los autores, contribuyó de manera fuerte para que las políticas de austeridad se impusieran, especialmente en Europa, y se convirtieran en parte sustancial de la campaña política estadounidense, puesto que el presidente Obama no se mostraba partidario de una austeridad severa, a la manera que preconizaba el FMI para los países europeos sumidos en graves crisis de endeudamiento.
De hecho, tanto el comisionado de la Unión Europea Olli Rehn como el influyente político republicano de Estados Unidos Paul Ryan citaron ese 90% para apoyar sus estrategias de austeridad. Pero en Francia Hollande lo desconoció olímpicamente y lo mismo hicieron las autoridades japonesas, cuyo país llega al 120% del PIB. ¿Dónde está la razón?
La respuesta ha llegado de donde no se esperaba. Un joven estudiante de la universidad de Massachussets Amherst, Thomas Herndon, recibió una tarea de sus profesores: escoger una publicación académica y ver si podía replicar los resultados. Herndon escogió ‘El crecimiento en épocas de deuda’, y por más intentos que hizo no obtuvo el mismo resultado al que llegaron sus autores.
Sus profesores y tutores no le dieron mucha importancia al caso, y convencidos de que su estudiante había omitido datos le insistieron en que revisara de nuevo todos sus cálculos, pues el prestigio académico de los autores les impedía poner en duda la autoridad de sus conclusiones. Herndon insistió, y por más procedimientos y nuevos cálculos que ensayó, no podía replicar el resultado del ya famoso ensayo.
Hasta que sus tutores, viendo el gran esfuerzo del estudiante y la imposiblidad de lograr la misma conclusión, lo animaron a escribirla a los profesores de Harvard para que le enviaran sus propias hojas de cálculos. Ellos lo hicieron, convencidos de la certeza de sus investigaciones, y entonces el joven Herndon se dio cuenta de que los académicos habían omitido los datos de Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca, cinco economías cuya experiencia contradecía la conclusión final del ensayo.
Los autores, Reinhart y Rogoff han aceptado el error y se encuentran haciendo una revisión completa del trabajo, teniendo en cuenta los datos omitidos.
No sabemos aún a qué conclusión llegarán. Pero la historia es un buen ejemplo de por qué no se puede tragar entero, y por qué, sin importar la autoridad y prestigio de alguien, sus palabras no pueden tomarse como verdad revelada. Y sobre todo en economía, que cada vez se parece más a una ideología que a una ciencia.
Lo más grave es que la riqueza o la pobreza de las naciones puedan depender de una afirmación académica.
Los economistas son “Profetas del pasado” pero hay algunos que, además manipulan de forma torticera los datos por intereses partidistas que influyen en las economías de sus conciudadanos. Cabe preguntarnos si la avidez insaciable es esencia de nuestra época o condición humana.

7/5/13

En toda ciencia sin conciencia…

El RotoSin conciancia
Hoy, al ojear la prensa como cada mañana, acompañado de un café humeante, me he encontrado con una noticia, vinculada con los avances en la ciencia de la salud, que paso a comentar:
El uno de mayo del año 2013 en la revista Nature Medicine se publicó el artículo científico: Programación hipotalámica de envejecimiento sistémica que afecta IKK-β, NF-kB y la GnRH. Guo Zhang ,Juxue Li ,Sudarshana Purkayastha ,Yizhe Tang ,Zhang Hai. Vosotros Yin ,Bo Li , Liu Gang y Dongsheng Cai.
Sinapsis: Por primera vez, se ha encontrado una región del cerebro que puede controlar el envejecimiento. Una vía de señalización en la región del cerebro conocida como el hipotálamo podría acelerar o ralentizar el envejecimiento en ratones. Si se aplica en los seres humanos, el descubrimiento podría abrir posibilidades para frenar las enfermedades relacionadas con la edad y el aumento de esperanza de vida.
“Es fascinante que sea posible actuar sobre el hipotálamo para frenar el envejecimiento y aumentar la longevidad”, declara Cai. Para conseguirlo, “tenemos dos estrategias potenciales”. Una opción sería explorar una terapia hormonal para restaurar los niveles de GnRH: hormona liberadora de gonadotropina en el hipotálamo. La otra, buscar una terapia inmunitaria para inhibir la reacción de inflamación que eleva la cantidad de NF-KB. Los procesos inflamatorios son los causantes del deterioro físico (envejecimiento) “La inflamación crónica, favorecida por agresiones como el exceso de calorías en la dieta o los tóxicos, aumenta el riesgo de enfermedades asociadas al envejecimiento como las cardiovasculares, el alzhéimer, la diabetes tipo 2 o algunos cánceres”.
A la espera de que se desarrollen fármacos eficaces y seguros para conseguir este objetivo, señala Cai, “la inflamación crónica se puede mantener a raya con un estilo de vida saludable que evite el exceso de calorías en la dieta y otras agresiones ambientales”.
La lectura sosegada del articulo resulta cuando menos contradictoria con el sentido común, no es que uno esté en contra de la investigación científica, es obvio que la misma nos proporciona una mejor calidad de vida, pero otra cosa es alterar el ciclo vital, con fines meramente comerciales o disease mongering (promoción de enfermedades) al considerar la senectud una enfermedad. ¿Quién se va a resistir a la tentación de prolongar su existencia con un mínimo sacrificio? Ya tenemos ejemplos nefastos para la salud de la ciudadanía de experiencias similares.
En los años ochenta del siglo pasado se promocionó un tratamiento para corregir los signos y síntomas de la menopausia con la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) estrógenos “la pastilla de la eterna juventud”. Con posterioridad diversos estudios demostraron la incidencia significativa del (THS) con los cánceres de mama en la mujer.
No todo vale “En toda ciencia sin conciencia no hay prosperidad sino avidez”
Para más información
http://aalonsog.blogspot.com.es/2012/07/la-eterna-codicia.html
http://aalonsog.blogspot.com.es/2011/06/supermercado-o-farmacia.html