2/2/14

Si se puede

Exclusión social

Las medidas en recortes sociales emprendidas por “nuestro Gobierno” en lo que va de legislatura: jubilación a los 67 años; ley laboral regresiva que anula los derechos laborales existentes; desarrollo de una ley mordaza al derecho de manifestación; ley de educación discriminatoria que trunca el derecho social a la igualdad de oportunidades; recortes en sanidad y en ley de dependencia, amén del copago en la dispensación de medicamentos etc., En su opinión, se han tomado para hacer frente a la crisis socioeconómica que nos aqueja, obviamente a unos más que a otros.
Empiezan a dar su fruto. Según el Banco de España la riqueza de las familias españolas —diferencia entre los ahorros y los préstamos que tienen concedidos— ha aumentado el 20,8% más que el año anterior, al situarse cercano al billón de euros en septiembre del 2013. A día de hoy 30 familias del Estado Español aglutinan 32.000 millones de euros ¿A qué familias se refiere el B.E?
La luz al final del túnel y los brotes verdes, metáforas que usa el Gobierno para ilustrar, según su criterio, el principio del fin de la crisis socioeconómica, para el resto de los mortales, es decir la mayoría de la ciudadanía, supone que: la “luz al final del túnel” implica que “pronto verás a Dios” y los brotes verdes meras “amapolas” en el cementerio.
En Mayo del 2012 colgué en mí blog un artículo “Obsolescencia Social programada” que a tenor de los recortes sociosanitarios, se intuía que su efecto en la salud de la ciudadanía se haría notar con un repunte significativo en la mortalidad. Los datos estadísticos de INE sobre la tasa de mortalidad del 2012 así lo confirman. La tasa de mortalidad por 100.000 habitantes se ha elevado en 2,45% respecto al 2011, lo que equivale a 15039 fallecidos más, superándose el umbral de las 400.000 defunciones al año. Las causas que repuntan son: suicidios, enfermedades mentales y respiratorias. Si bien habremos de esperar a la tasa del 2013 para emitir un juicio con criterio, sí se aprecia un cambio de tendencia, imputable a la crisis a poco que apliquemos el sentido común.
La desigualdad social es cada vez más evidente y se hace palpable en las clases más desfavorecidas. El número de familias en riesgo de pobreza y exclusión social es del 28% de la población residente en España. Un informe de la asociación Save the Children confirma que el 33,8% de los niños y niñas en España viven en situación de pobreza y exclusión social. Si el porcentaje resulta escandaloso, la cifra exacta 2.826.549 conmueve. “Dado que la mayoría de los que viven en la pobreza son niños, y que la pobreza en la infancia es una causa básica de pobreza en la vida adulta, los derechos de los niños deben tener prioridad. […] A fin de erradicar la pobreza, los Estados deben adoptar medidas inmediatas para combatir la pobreza en la infancia.” Magdalena Sepúlveda Carmona. Un pueblo que no protege a su infancia es un país sin futuro.
La aceptación del poder de una mayoría parlamentaria, nos puede volver resignados y convertirnos en “capataces de nuestra propia esclavitud”. Sí se puede cambiar el rumbo social, como hemos podido comprobar en la lucha por la defensa de una sanidad pública, universal y gratuita, representada en “la marea blanca”, amalgama social del pueblo de Madrid, o recientemente con el tesón de los vecinos del barrio El Gamonal de Burgos ante la actitud despótica de su alcalde. Nada está decidido de antemano mientras existan ciudadanos en este país que crean que un mundo mejor aún es posible.