La cordura ante la
tozudez
Después de unos meses, en que las encuestas
daban como favoritos a los partidos emergentes y la prensa los entronaba en el poder, al
otorgarles – según sus encuestas- la
posibilidad de desbancar a los de “la vieja
política” del poder hegemónico, ejercido en las
últimas décadas. Los resultados de las
elecciones del veinte de Diciembre, han
mostrado que no todo el pescado estaba vendido. Las posibilidades de
coaliciones entre si son ciertamente complejas, bien es cierto que estamos al
comienzo y nos queda hasta marzo para acodar un gobierno con posibilidades,
antes que abocarnos a unas nuevas elecciones. A mi entender dada la situación
social y económica en la que nos hayamos y teniendo en cuenta que este año se cumple
el 38 aniversario, del referéndum de la Constitución Española. Sería deseable
para la estabilidad del país, una nueva transición política como la del 77, sobretodo
sus espíritu de concordia que la hizo posible.
La actual situación sociopolítica, a tenor de los resultados
acaecidos en las elecciones del 20 de diciembre pasado (2015), augura escasas
posibilidades - a mí entender - de llegar acuerdos con garantías de estabilidad
política, una salida posible al entuerto sería, una coalición entre los partidos
mayoritarios (PP y PSOE) que dejara abierta la posibilidad de la incorporación
de otros partidos, con propuestas programáticas abiertas a modificar la
constitución del 78, que recogieran el sentir identitario de las nacionalidades,
que vertebran y conforman nuestra piel de toro, y por ende mejoras en derechos sociales y
laborales que dignifique a la ciudadanía, haciéndonos más iguales en derechos y
obligaciones, seria a mi parecer, lo que nos permitiría estabilidad política y
económica de cara los mercados. No se puede obviar que, en el mundo globalizado
hoy, las políticas de los países están marcadas por los mercados financieros.
Nuestro país tiene una deuda del 96% del PIB y una rémora de diez mil millones
de € con UE para los presupuestos del
2016. No podemos o no deberíamos permitirnos que la pasión nos ciegue,
deberíamos ser pragmáticos a la hora de configurar coaliciones políticas.
Los partidos mayoritarios deberían ser generosos y propiciar
las alianzas mediante un pacto de legislatura con el objetivo de no retroceder
socialmente. Somos muchos, los que esperamos un reconocimiento al duro camino
recorrido a lo largo de estos cuatro años. Errar por una estrategia partidista a la hora de
configurar gobierno, frustraría las esperanzas de los más necesitados: A saber,
los menesterosos, los parados de larga duración, los desahuciados por impago,
los que padecen la pobreza energética,
los trabajadores a tiempo parcial, los que perciben un salario de
subsistencia, los jubilados que ayudan a sus hijos y nietos y los que viven de
la solidaridad.
Porque todos ellos, han votado en estas pasadas elecciones
esperanzados y no comprenderían una actitud pasional o mezquina, en la que “yo me saco un ojo, pero a ti te dejo ciego”.
En esta legislatura, más que nunca, debería imponerse el pragmatismo social.