Hace unas semanas se ha generado la fusión de la Caixa de Catalunya con la de Manresa y Tarragona. Deduzco que a consecuencia de la misma, la oficina más próxima a mi domicilio ha sido cerrada, después de treinta años de prestar sus servicios a un colectivo vecinal.
Actualmente por este motivo para cualquier gestión con la entidad, no solo, nos vemos en la necesidad de invertir más tiempo en el desplazamiento, sino que además, el personal de la entidad no se ha visto incrementado, en proporción al aumento de clientes por la fusión, lo que origina, que una actividad que antes suponía diez minutos, ahora pueda suponer alrededor treinta minutos.
Situación similar podemos ver cada día en el supermercado del barrio, donde se originan largas colas de clientes en espera de ser atendido por el único cajero/a, cuando podemos observar, no sin estupor, que en el resto de las cajas no hay nadie que nos pueda a tender. Lo más sorprende, no es el descaro de las entidades que se beneficia de nuestros depósitos y compras, sino el estoicismo: “Soporta y renuncia, porque todo está determinado” de sus “sufridos” clientes.
Me pregunto ¿Qué ha sido de nuestro espíritu crítico? ¿Por qué ya no somos capaces de indignarnos? ante la contemplación de la injusticia que supone un abuso de poder ¿Por qué somos indiferentes? Tal vez esta actitud sea la respuesta “correcta” de una sociedad narcotizada por los “mass media” que, ya no es capaz de vivir su propia realidad y renuncia a la libertad de decidir, en pos del placer sin riesgo del “voyeur” social.
2 comentarios:
La sociedad nos ha creado así, para que no molestemos. Si te quejas, te tratan de intolerante, racista, antisistema y revolucionario, cuando en realidad, hoy en día confundimos la intolerancia con la gilipollez.
Emili Monera
Voyeur odia los movimientos bruscos, el me lo dijo.
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