Parece ser que el gobierno ha encontrado un filón en la temática de salud para subyugar voluntades e imponer normativas, siempre claro está, en beneficio de los contribuyentes. Tengo la sensación que se avecina una nueva campaña de concienciación de ciudadanía sobre la conveniencia de modificar determinados hábitos lesivos para la salud individual y colectiva de sus ciudadanos. Supongo que a tenor de la “aceptación” de la Ley Antitabaco por el adicto, el gobierno se siente reafirmado y con vigor para iniciarla. Es curioso que siempre estas observaciones sean a posteriori, es decir, se nos informa de lo perjudicial de nuestro proceder años después de habernos generado dependencia.
El anticiclón de las Azores que nos ha acompañado durante unos días ha evidenciado de forma taxativa los elevados índices de contaminación atmosférica de nuestras ciudades —algo que no es una novedad— todo y que existen Administraciones (Madrid) que niegan la mayor, al distribuir las estaciones de control de la contaminación en lugares con bajo flujo circulatorio. La reiteración informativa de este hecho como algo inusual da que pensar “blanco y en botella” en una nueva campaña. Esta va ir encaminada a reducir de forma drástica el uso del vehículo privado.
Es obvio que se han de tomar medidas que reduzcan la contaminación ambiental. En su momento se considero que el uso de vehículos de gasolina generaba un mayor efecto invernadero que, el motor de gasoil al ser estos motores inyección poseen un mayor rendimiento y más bajo consumo. En 1994 el gobierno socialista implanta el Plan Renove con el objetivo de renovar el parque automovilístico se concede una subvención de 100.000Pts a la compra de un vehículo nuevo si el antiguo tiene más de 10 año y se envía al chatarrero. Desde la fecha se han subvencionado la compra de coche a través de Plan Renove (94/95) y Plan Prever (97/2011).
Estos planes han propiciado que el ciudadano haya optado a la hora de adquirir un vehículo, por el de gasoil, orientado por patrones de propaganda institucional: respetuoso con medioambiente; baja emisión de CO2; menor consumo por Km y un precio por litro de combustible más bajo respecto al de la gasolina.
DGT
Ministerio de Industria y Energía
Con fecha cinco de enero del año en curso, la prensa informó de la publicación en la revista Science of the Total Environment del primer trabajo que estudia cómo afecta la contaminación por partículas de 2,5micras (P2,5µ) emitidas por los tubos de escape de los vehículos —en especial los de motor a gasoil que emiten seis veces más partículas (P2,5µ)—, en la mortalidad a corto plazo por enfermedades circulatorias en una ciudad española.
A tenor de los datos que arroja el citado estudio: “La asociación entre PM2,5 y mortalidad está ahí. Otros estudios, en otros lugares han obtenido resultados similares y existe el mecanismo biológico que explica cómo estas partículas penetran en las vías respiratorias, producen inflamación y acaban afectando a las arterias y provocando trombosis” Dr...J.Díaz: Investigador del Instituto de Salud Carlos III.
Cabe preguntarnos ¿Hace una década la comunidad científica ignoraba el efecto nocivo de las PM2,5µ?La respuesta: “La fracción que representa un mayor riesgo para la salud son las PM10 y PM2;5 que por su reducido tamaño pueden penetrar directamente a la región torácica y ser tóxicas, cancerígenas, mutagénicas y teratogénicas” (Pope et al. 1995).
A día de hoy nos encontramos con precios similares en combustible y con un parque móvil (turismos) en igual proporción de gasoil que de gasolina , 8 Millones más que en 1994. No solo no se ha reducido la contaminación de dióxido de carbono (CO2) sino que se ha incrementado el oxido nítrico (NO) y partículas de 2,5 micras (PM2,5µ).
Si en 1995 ya se tenía conocimiento de la toxicidad de las partículas (PM2,5µ) ¿Qué motivos pueden justificar que un gobierno estimule la adquisición de vehículos a gasoil? Resulta obvio que razones economicistas en un sistema que magnifica la maximización del beneficio, en decremento de todo principio ético.
A tenor de lo expuesto se evidencia que priva más para el gobierno el PIB que la salud de los ciudadanos. Somos meras marionetas “productor/consumidor” carentes de toda razón crítica en manos del sistema.