El cuatro de enero del presente año TVE emitió un cortometraje cuyo título era Comprar, tirar y comprar. El reportaje trataba de obsolescencia programada: el recorte deliberado de la vida útil de un producto para incrementar el consumo, so pretexto, de que él reduce el número de parados, lo que comporta ser consumidor para optar a un trabajo.
No es necesario ser un experto —solo sentido común— para deducir las consecuencias a la que esta deriva nos avoca. Un sistema basado en: producción, consumo y crecimiento in aeternum, es a todas luces, insostenible para un planeta con recursos limitados como el nuestro. Existen propuestas como, por ejemplo: Decrecimiento; Desarrollo sostenible; De la cuna a la cuna “Cradle to Cradle” por citar las más en boga. Aunque en el ámbito del ecologismo son sobradamente conocidas y en él se producen debates en pro y en contra a la hora de elegir la más idónea, fuera del mismo son poco o nada conocidas a nivel de la ciudadanía.
La aplicación de alguna de las propuestas citadas requeriría rediseñar el sistema productivo y comercial actual, basado en la maximización del beneficio. Si bien a mi entender no solo sería deseable sino necesario, a tenor de las proyecciones demográficas a corto y medio plazo (9.500 millones de habitantes al 2050) 7 mil millones a final del año en curso.
Para subvertir la realidad presente es necesario la concienciación e implicación de la ciudadanía, capaz de provocar una regeneración de las políticas neoliberales hoy imperantes. La información sobre las posibles alternativas al “sistema” nos pueden de servir de base una reflexión: Si no superamos nuestra avidez consumista como paradigma de felicidad, ¿habrá un futuro?
He aquí sin dogmatismo una terna de acciones para reflexionar, en búsqueda un nuevo paradigma social.
Decrecimiento
No es posible el crecimiento continuo en un planeta limitado. Cada vez es más claro que estamos superando muchos límites ambientales, por lo que la única estrategia que parece viable a medio y largo plazo es la del decrecimiento. No hablamos de un concepto en negativo, sería algo así como cuando un río se desborda y todos deseamos que ‘decrezca’ para que las aguas vuelvan a su cauce. Cuanto antes seamos conscientes de la necesidad de desprendernos de un modo de vida inviable, mejor para todos y para el planeta. Serge Latouche.
Los avisos del Club de Roma en 1972 sobre los límites del crecimiento parecieron exagerados a algunos, pero lo cierto es que fue el primer aviso: un crecimiento económico continuo no es factible en un planeta limitado. Pese a ello la sociedad sigue impermeable a la realidad evidente: vivimos en un mundo finito, en el cual la falacia del crecimiento continuo es imposible. La palabra decrecimiento parece más adecuada que el término desarrollo sostenible porque su significado es claro: sólo hay un camino posible, vivir con menos, y el reto está ahora mismo en “vivir mejor con menos”
La idea del decrecimiento nace de pensadores críticos con el desarrollo y con la sociedad de consumo, entre ellos Ivan Illich, André Gorz, Cornelius Castoriadus o Francois Partant, incluyendo en esta crítica la del fracaso del desarrollo en el Tercer Mundo, con autores como Vandana Shiva, Arturo Escobar, etc.
Herman Daly, economista norteamericano que recibió el Nobel alternativo en 1996, propone la idea de que es posible una economía estable, con unas condiciones estacionarias de población y capital, el crecimiento 0.
Según Georgescu Roegen, pionero del decrecimiento, la termodinámica ilustra la insostenibilidad ecológica de la economía neoclásica, el carácter ilusorio del crecimiento ilimitado. Añade que el crecimiento, la gran obsesión de los economistas capitalistas y marxistas, tiene que acabar, la pregunta es cuándo.
Así pues, el termino decrecimiento no es nuevo. Empieza a tomar fuerza como movimiento en Francia en los años 90, donde diversos autores trabajan en su desarrollo teórico: Latouche, Cheynet, Schneider, Aryés… La revista del colectivo ecologista Silence le dedica ya un monográfico en 1993 y otro más reciente en 2002.
En Francia toma forma incluso un partido político, que se presenta a las últimas elecciones, el PPLD (Partido por el Decrecimiento). En París en 2002 la asociación Ligne d’Horizon organiza el encuentro: Deshacer el Desarrollo, Rehacer el Mundo.
Este mismo año se crea el Institut d’Études Économiques pour la Décroissance Soutenable, del que es presidente Serge Latouche, que es actualmente la cara visible del decrecimiento.
Desarrollo sostenible
Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades. Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992)
El concepto de desarrollo sostenible refleja una creciente conciencia acerca de la contradicción que puede darse entre desarrollo, primariamente entendido como crecimiento económico y mejoramiento del nivel material de vida, y las condiciones ecológicas y sociales para que ese desarrollo pueda perdurar en el tiempo. Esta conciencia de los costos humanos, naturales y medioambientales del desarrollo y el progreso ha venido a modificar la actitud de despreocupación o justificación que al respecto imperó durante mucho tiempo. La idea de un crecimiento económico sin límites y en pos del cual todo podía sacrificarse vino a ser reemplazada por una conciencia de esos límites y de la importancia de crear condiciones de largo plazo que hagan posible un bienestar para las actuales generaciones que no se haga al precio de una amenaza o deterioro de las condiciones de vida futuras de la humanidad.
La Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural (Unesco, 2001) profundiza aún más en el concepto al afirmar que "... la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos"; Se convierte en "una de las raíces del desarrollo entendido no sólo en términos de crecimiento económico, sino también como un medio para lograr un balance más satisfactorio intelectual, afectivo, moral y espiritual". En esta visión, la diversidad cultural es el cuarto ámbito de la política de desarrollo sostenible.
Los límites de los recursos naturales sugieren tres reglas básicas en relación con los ritmos de desarrollo sostenibles.
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Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación.
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Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente.
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Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.
Según algunos autores, estas tres reglas están forzosamente supeditadas a la inexistencia de un crecimiento demográfico.
De la cuna a la cuna (Cradle to Cradle)
La próxima revolución industrial para sus autores Michael Braungart y William McDonough.
Tradicionalmente la consigna principal del ecologismo ha sido "Reducir, reutilizar, reciclar". Los autores proponen mediante este libro un cambio de enfoque. Reducir el impacto sobre el medio ambiente provocaría una ralentización del mismo, pero más rápido o más despacio estaríamos llegando a un mismo final. Frente a este panorama proponen que se atajen los problemas desde su misma raíz, es decir, que en vez de reducir los consumos de energía, nos centremos en que desde el propio diseño y concepción de cualquier producto, estrategia o política se tengan en cuenta todas las fases de los productos involucrados (extracción, procesamiento, utilización, reutilización, reciclaje...) de manera que ni siquiera sean necesarios los gastos de energía, incluso que el balance de gastos y aportes sea positivo.
Llevado a un ejemplo práctico esto implicaría que si un edificio gasta mucha energía con el aire acondicionado y la iluminación, en vez de (o mejor a la vez que) optimizar el rendimiento de la maquinaria y la instalación de paneles fotovoltaicos, proponen concebir el edificio desde su inicio planteándose el aprovechamiento de la ventilación cruzada y de la iluminación natural, para no necesitar el gasto de energía que se produciría de otra forma. Incluso el edificio produciría más energía de la que consume (y depuraría el agua que pasa por él, etc).
Los conceptos clave de la filosofía "de la cuna a la cuna" son intuitivos y enraizados en la imitación a la naturaleza, o de modo más preciso la conexión con ella:
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La utilización de la energía que llega a la tierra ahora mismo (solar), en lugar de la energía almacenada en materiales procesados en el interior del planeta durante milenios (combustibles fósiles)
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El cierre completo de los ciclos de materiales: en los ecosistemas del planeta, no existe la basura. Nuestras sociedades pueden hacer lo mismo diseñando todos los productos de modo que los materiales se reciclen en el mismo uso, o bien se reciclen "hacia arriba", es decir que el siguiente uso tenga más valor que el actual. Un ejemplo de este tipo de reciclaje real (que es el usado en los bosques y selvas del planeta) son materiales compostables: al integrarse en el ciclo biológico de materiales, una camiseta o par de zapatos compostables se convertirían en árbol, animal o nosotros mismos a través de la digestión de los materiales en compost y posterior fertilización de cultivos. El texto propone dos ciclos de materiales independientes e inmiscibles: el ciclo biológico (alimentos) y el ciclo técnico (aparatos, vehículos y otros bienes que no pueden mezclarse con los alimentos).
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Celebrar nuestra influencia en el planeta: mediante la llamada "gestión de la culpa", está generalizada la sensación de que sería mejor si no estuviéramos aquí, contaminando y extinguiendo especies diariamente. Sin embargo, desde este punto de vista es muy difícil ser creativo y verdaderamente positivo. Tratar de ser "menos malo" no es ser bueno. No obstante, ser bueno es posible, y también más emocionante. Existen tecnologías actuales que permiten el diseño de procesos y productos de tal modo que el consumo sea beneficioso para el planeta, como sucede en los ecosistemas desde el principio de los tiempos.
Sus propuestas van dirigidas a todo tipo de personas, especialmente aquellas que tienen en sus manos alguna capacidad de diseño o investigación, como arquitectos, empresarios, científicos, artesanos, ingenieros...
¡Porque un mundo mejor aún es posible!