26/7/11

De aquellos polvos vienen estos lodos

Sin título
 

 

Un día si, otro también, nos desayunamos con que la prensa nos informa de nuevos acontecimientos de lo económico, cuya repercusión en el orden social presagian un futuro incierto, provocando en el ciudadano un estado catatónico de su voluntad fruto del sentimiento de impotencia ante los mismos.

La crisis global que padecemos generada por la codicia de unos pocos y ciertamente por la ignorancia de una mayoría, genera en el ser humano la tendencia a buscar un chivo expiatorio a su desgracia. En razón a la escala social a la que pertenecemos, solemos elegir la víctima en la que descargar nuestra ira, ¿por qué nosotros no somos culpables, sino victimas? Es una rara avis en nuestro país aquel que, tras reflexionar sobre lo acontecido reconoce públicamente su parte de culpabilidad.

Identificar la, o las posibles causas que han propiciado la situación socioeconómica actual se escapa a mis posibilidades de conocimiento objetivo de las mismas por lo que todo análisis de la situación sería mera especulación. Sin embargo si me atrevo a opinar sobre las causas que, a mi modesto entender, están propiciado el proceso regresivo a tiempos pretéritos que creíamos superados, en el ámbito del ICS.

Nuestro sistema de salud es uno de los mejor valorados en el ámbito de la comunidad Europea por su calidad asistencial, así como por su contenido social. Nuestro sistema es universal y su financiación es a cargo de los presupuestos del estado, lo que le confiere el rango de derecho y no de un logro por el ciudadano. Su asistencia no solo cubre a los nativos sino que se hace extensiva a todo individuo residente sin exclusión por razón de procedencia.

Todo derecho, la atención sanitaria y prevención de la salud es uno de ellos, debe o debería llevar implícito para aquel que lo percibe el deber del buen uso. Es fácil constatar que aquello que obtenemos sin esfuerzo queda devaluado y en consecuencia tendemos al despilfarro. Nuestro país, mal que nos pese, aun con pretensiones es pobre, motivo por lo cual cualquier mal uso de nuestros recursos—sanitarios— es el despilfarro de la miseria, al que unos—usuarios— por mal uso, y otros—administradores— por la mala gestión de los mismos, hemos contribuido.

Las restricciones que el ámbito de la asistencia sanitaria (ICS) está imponiendo nuestro gobierno, es consecuencia que: de aquellos polvos vienen estos lodos. Si existe algún oficio capaz por sí mismo de generar demanda es sin duda aquellos vinculados con la salud y en la cúspide del ranking se halla la medicina. La tecnología ha adquirido un gran protagonismo en el área de la salud. Los profesionales de la medicina han abandonado en aras de la técnica, el mejor instrumento para el diagnóstico que un eminente doctor, el Dr. Gregorio Marañón sugería que no era otro que una silla para sentarse a escuchar al paciente. A día de hoy los médicos son valorados por sus pacientes en función del número de pruebas diagnosticas que le solicita y el costo de fármacos receta para su tratamiento.

Se da la paradoja que un hospital de nuestra comunidad—posiblemente no en el único— el departamento de diagnóstico por la imagen posee tres resonancias magnéticas y tres escáneres que funcionaban prácticamente las veinticuatro horas del día durante todo el año antes de la consabida crisis y ¿ahora solo por la mañana? Uno se pregunta si los pacientes son los mismos y con anterioridad era impensable diagnosticar sin las pruebas pertinentes, o antes se abusaba de las pruebas diagnosticas o ahora se hace mala praxis (criterios de la lex artis).

En los dos supuestos cabe pedir a los gestores de la institución responsabilidades y no buscar atajos reduciendo el salario de los trabajadores y hacer a la victima culpable al cargar los costos sobre el usuario mal acostumbrado.

De aquellos polvos tenemos esto lodos.

25/7/11

Un nuevo aviso

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Los últimos acontecimientos acaecidos en Noruega ponen bien a las claras que una vez más que pertenecer al género humano y serlo a pesar de su raíz no es lo mismo. Humano: Se aplica a la persona que siente solidaridad con sus semejantes y es indulgente con ellos (Diccionario M. Moliner).

En un artículo publicado en mi blog el 27/04/2011 titulado Populismo ya expresaba ciertos temores sobre el radicalismo de idolología ultra derecha que de forma paulatina va desplegando velas insufladas por la crisis económica, que de forma más crítica está afectando a determinados países de la UE.

De todos es conocida la tendencia del discurso populista—soluciones sencillas a problemas complejos— a focalizar en el diferente la culpabilidad de nuestras desgracias. El caso que nos ocupa es un claro ejemplo de intolerancia de amor ciego: o para mí según mis normas, o para nadie.

Decía: LARRA. Quienes son más patriotas ¿los que aman a la patria porque no les gusta, o los que la aman a la patria porque les gusta?

Ojo que hay amores que matan.

 

12/7/11

Labrador

En recuerdo al poeta del pueblo Facundo Cabral, asesinado vilmente en Nicaragua.

gauchovvv

Soy un hombre

de los que labran la tierra,

que por herencia tuvieron

la ignorancia y la miseria.

Faz morena, manos callosas

y un azadón, una yunta

y el arado, es cuanto tengo,

soy labrador.

Que en el estío recojo

lo que la tierra me da,

y cuando el sol se despierta

de su letargo diario,

a la tierra yo le hablo

de mi dolor.

Tierra bajos mis pies,

que con mis manos cultivo,

entrégame tu cosecha

por tanto sudor vertido.

Que allá en mi labranza tengo

una mujer que me aguarda,

una yunta que alimento

y unos hijos que sueñan

con un mundo que no tengo.

Tierra bajos mis pies,

que con mis manos cultivo,

entrégame tu cosecha

por tanto sudor vertido.

Mas…

hago de mi amargura un cantar,

y es mi vida tan oscura

que nadie recuerda ya,

que fue un labrador

quien hizo nacer el pan.

¡Cuan amarga

es la vida

para aquél que hace

de un surco brotar la verde espiga!

sea pues mi sino

ser de mi trabajo

mendigo.

Lausanne 1964