Existe un adagio atávico que dice ”Donde no hay harina todo es tremolina.” En la actualidad con la crisis económica toma cuerpo y se hace evidente con algarabía contra los emigrantes, que les hace responsables de todos nuestros males. Según la encuesta de intención de voto de un diario de Catalunya, un 24% de los encuestados reconocen que podría votar a un partido xenófobo. Resulta cuando menos paradójico para un país de acogida, en el que su crecimiento demográfico se ha sustentado en la inmigración de otros pueblos.
Las diversas críticas están basadas en meros prejuicios de aquellos que no ven en el emigrante un colaborador sino un “intruso”. El uso de los recursos sanitarios está entre lo que generan mayor polémica. No hace mucho, en una conversación informal, uno de los interlocutores afirmaba que la tardanza en la realización de unos análisis a un familiar, era debido al uso masivo de las instituciones sanitarias por los “foráneos”.
Trate de hacerle ver la conveniencia de poseer más información objetiva, antes de hacer aseveraciones tan tajantes sobre un tema tan complejo. Comprender el entorno que nos rodea no debe ser una simple cuestión de juzgar a través de nuestras percepciones inmediatas. Comprender entraña inevitablemente razonar.
Es probable, que los argumentos que aduje basados en la objetividad profesional y en que el consumo de recursos sanitarios está íntimamente relacionado con la edad, y los inmigrantes a los que el aludía son porcentualmente jóvenes, no le debió satisfacer, tuve esa sensación, a pasar de su cortesía hacia mi persona cosa que agradezco, pero sin ánimo de ofender de todos es sabido que “la cortesía es la hipocresía social”.
Me gustaría referirme a un informe de la Cruz Roja “Migraciones africanas hacia Europa”. Estudio Cuantitativo y comparativo. Años 2006-2008. Para el que la Cruz Roja y la Media Luna Roja de Mauritania entrevistaron a más de 5000 personas.
Entre la diversa información que aporta el informe quiero destacar la siguiente:
De las 5.191 entrevistas realizadas en el centro de inmigrantes de Nuadibú se dibuja el siguiente perfil mayoritario del emigrante que pretendía llegar a España: "Hombre joven, con una media de edad de 26 años, el 58% solteros, sin hijos, con formación general básica, con personas a su cargo, con trabajo antes de emigrar y con unos ingresos medios de 80 euros mensuales". De los cerca de 10.000 inmigrantes atendidos por esta organización el 8% eran menores de edad y sólo 21 eran mujeres.
El 86% de los encuestados tenían trabajo antes de emprender el viaje hacia Europa, algo que ha sorprendido a los responsables de este estudio "porque no se corresponde con la idea que teníamos de que eran los más vulnerables en el África Occidental los que buscaban en el viaje migratorio a Europa una vía para el futuro de sus familias" asegura Jaime Bara, coordinador del estudio y miembro del departamento de cooperación internacional de Cruz Roja Española.
La mayoría estaba empleado en la agricultura, el comercio y la pesca. Más del 75% contaban con educación superior a la General Básica muy por encima del nivel medio de estudios en Senegal, Mali y Gambia, los tres países de donde procedían el 97% de los jóvenes emigrantes, frente a sólo un 3% del resto de países africanos.
Quizás este informe colabore a derribar prejuicios basados en la desinformación más que la convivencia del día a día.
“La enfermedad del ignorante es que ignora su propia ignorancia”(Amos Bronson)
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