11/6/15

No caminamos solos (capitulo 1 del libro "No caminamos solos")

No caminamos solos (capitulo 1 del libro "No caminamos solos")

 
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Lo bueno de cumplir años, es que uno al volver la vista atrás, no solo como dice el poeta “veras la senda que nunca más volverá a pisar”, sino que se nos otorga un tiempo, tal vez escaso, para dar gracias aquellos seres anónimos o no, que hicieron posible llegar hasta aquí, porque no caminamos solos.


Este ciclo de mi vida abarca cuarenta años, es decir toda una vida, durante cuyo periodo, participe junto a mi compañera a crear una familia y el amor nos otorgó dos hijas. He de reconocer que tal vez no fui el padre ni el esposo que ellas esperaban, pues me fue difícil compartir mi corazón con mi otra pasión, mi profesión de enfermero, la cual les robo tiempo y dedicación a los seres que más quiero. Mi historia familiar es patrimonio colectivo y me debo al secreto de confiabilidad, razón por la que no narraré mis vivencias compartidas.

La historia comienza una mañana de junio de 1974 en Barcelona. Una prima de mi mujer, que trabajaba de auxiliar de clínica en el Hospital Clínico Provincial de Barcelona,– hoy conocido por el Hospital Clínic– me había comentado la tarde anterior que el hospital buscaba personal auxiliar. Por aquellas fecha yo trabajaba de auxiliar en la Delegación de Hacienda de Barcelona, había finalizado el Bachillerato Superior y el COU, y mi intención era encontrar trabajo de auxiliar en algún centro sanitario de Barcelona, ya que mi propósito era el de hacer la selectividad en la rama de medicina.

Ilusionado con la idea, al día siguiente por la mañana, me presenté a primera hora al departamento de enfermería del hospital Clínico y Provincial de Barcelona, a buscar una solicitud para trabajar como auxiliar de enfermería. Cuál fue mi sorpresa cuando la administrativa que me atendió, por cierto no de forma cordial, me comentó que no me la podía dar, ya que el hospital no aceptaba personal masculino para realizar labores de auxiliar de enfermaría. Me sentí dolido y frustrado por la discriminación, salí a la plaza que da a la puerta principal de la Facultad de Medicina.

Durante un rato di vueltas por la plaza, no me podía resignar ante tal injusticia. De pronto recordé que tenía el teléfono de un médico amigo de los tíos de mi mujer, el Dr. Sanjuán. Sin dudar desde una cabina le telefoneé. Sería sobre las diez más o menos de la mañana. Por suerte le encontré. Le explique la situación y me dijo que le esperara en la entrada de la Facultad de Medicina. Apenas había pasado una hora cuando vi llegar al Dr. Sanjuán. Me saludo amablemente y me dijo que no me preocupara, que el hablaría con el rector de la facultad Dr. Juan Obiols que era un buen amigo suyo y veríamos que podía hacer.

Nos dirigimos al despacho del rector, nos atendió su secretaria amablemente y el Dr. Sanjuán la informó que deseaba hablar con el Dr. Obiols. Pasó la secretaria al despacho del rector y al instante salió él saludando al Dr. Sanjuán de forma efusiva y le invitó a pasar a su despacho. A los pocos minutos el Dr. Sanjuán me hizo pasar al despacho del rector, que me saludó amablemente y dijo: El Dr. Sanjuán me ha comentado que quieres hacer medicina, que estás casado y tienes a tu esposa encinta, - a lo que asentí afirmativamente -. También me ha comentado que desearías trabajar en el Hospital Clínico en el turno de noche para poder compatibilizar mejor el trabajo con los estudios. ¿No es así?. A lo que conteste de forma afirmativa.

Rogó a su secretaria que le pusiera en comunicación con el jefe de personal –creo recordar– Sr. Fungel , al que solicitó si podía recibir a un amigo suyo muy querido, el cual estaba interesado en trabajar en el hospital en el turno de noche. Le agradeció de antemano sus molestias. Nos despedimos del rector y nos encaminamos a hablar con el jefe de personal.
Subimos a la tercera planta al departamento de administración, y preguntamos por el Sr.Fungel. Su secretaria nos preguntó el motivo de la visita, a lo que contestamos que ya nos estaba esperando. ¡Venimos de parte del Dr. Obiols Rector de la Facultad!. De inmediato nos hizo pasar. El Dr. Sanjuán llevo la voz cantante de mis deseos, haciendo hincapié de quién era el solicitante. El jefe de personal descolgó el teléfono y se puso en comunicación con la Sra. Pilar Masgrau, informándole que pasaría a saludarla un amigo personal del Rector de la Facultad y que estaba muy interesado en que fuera posible que su recomendado pudiera trabajar en el turno de noche de Lunes, Martes y Miércoles.

Después de agradecer su atención nos dirigimos al departamento de enfermería, al que horas antes había ido a solicitar trabajo de auxiliar de enfermería y que de forma tan expeditiva la administrativa me había negado toda posibilidad de trabajar. Cuando me vio de nuevo me espetó ¿De nuevo aquí?. Ya te dicho que no queremos varones para auxiliares. ¿O no te enteras?. A lo que respondí con cierta altanería, ¡No vengo a verte a ti, sino a tu jefa!. Pasado el verano, el uno de Septiembre del 1974 comencé a prestar mis servicios, en el mejor servicio, Hemoterapia, y el mejor turno lunes, martes y miércoles

Para llegar hasta aquí he de retrotraer la mirada cuatro años, porque realmente la génesis de esta historia comienza en Abril del 1970.





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