En el equilibrio dinámico que es la vida, es cuestión de esperar y ver que el aliado incondicional (y a veces el capricho del tiempo), situé arriba lo de abajo y viceversa. Esta introducción viene a razón de las últimas estadísticas macroeconómicas, referente a la evolución de las clases medias intercontinentales. La magia del capitalismo va por barrios: la emergencia de las clases medias en Asia contrasta con los 122 millones de europeos que viven hoy en riesgo de pobreza o exclusión social. Según Eurostat Grecia y España presentan los peores números desde el 2008.
Nos dicen las estadísticas macroeconómicas que la crisis está tocando a su fin, la realidad objetiva es que el porcentaje de personas con riesgo de pobreza no decrece porcentualmente: Grecia (que ha pasado del 28% al 36% desde 2008) y España (del 24,5% al 29,2%), seguidas de Chipre, Malta, Hungría e Italia. Eurostat pone el umbral de ingresos en 16.719 euros anuales en hogares con dos adultos y dos niños en España y casi 8.000 euros para un adulto que viva solo.
“Esas cifras no siempre son objetivables”, apuntaba ayer Jagdish Bhagwati, de Columbia, uno de los mayores expertos del mundo en la materia. “Es evidente que la crisis del euro, especialmente dura en la periferia de Europa por cómo se ha gestionado, tiene un claro reflejo en las estadísticas”, añadía Erik S. Reinert, experto en pobreza y profesor en Tallin.
Más de cinco millones de europeos se han sumado desde 2008 a ese ejército que ahora asciende a 122 millones de personas con riesgo de pobreza o exclusión social; el 24,4% de la población. Si nos atenemos a España supone 13,7 millones de ciudadanos españoles en riesgo de exclusión social. Cuesta entender como no se generan movimientos sociales, que de forma permanente hostiguen al Gobierno de la Nación a tomar medidas que mitiguen las necesidades perentorias de los excluidos forzados.
Cuando nos hayamos en la cúspide social no solemos mirar hacia abajo, lo triste y dramático socialmente nos da repulsión y lo más fácil para la conciencia es mirar para otro lado “ojos que no ven, corazón que no siente”. Los hay que creen que ser un excluido social es un postulado para no trabajar. Se de muchas familias que pueden paliar esta crisis económica y social, gracias a la ayuda de los padres y abuelos jubilados que aportan el pecunio de su pensión.
En estas próximas elecciones generales, escucharemos a los políticos en general hablar de los pensionistas como un baluarte social, nos dirán que, somos los que con nuestro esfuerzo hemos logrado que este país sea lo que hoy es, que ellos reconocen el sacrificio que estamos haciendo y que en un futuro próximo, cuando todo esto acabe (la crisis), seremos compensados con un aumento significativo en la retribución de nuestras pensiones. La realidad de tanto halago no es otra que el hecho de ser el 18,1% de la población con derecho al voto, es decir la no despreciable cifra de 8.442.427 votantes.
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