La filosofía nos dice: El principio de razón suficiente "nada es o acontece sin razón”. Este principio filosófico me da pie para hacer una reflexión a raíz de un artículo del diario el País del día 9 de marzo: La contaminación de los diésel reduce ocho meses la esperanza de vida. Basado en: El proyecto Aphekom estudia las características y consecuencias para la salud de la contaminación del aire. Financiado por el Programa de Acción Comunitaria en el Campo de Salud Pública de la Comisión Europea con una duración de dos años y medio en su realización han participado más de 60 científicos y especialistas de las veinticinco ciudades europeas.
Destaco cuatro reseñas que considero significativas del artículo:
1ª) “La esperanza de vida en las ciudades europeas aumentaría hasta 22 meses y se ahorrarían 31.500 millones de euros en gasto sanitario si la Unión Europea endureciera el control sobre la contaminación de las llamadas partículas finas, las PM2,5, generadas en gran parte por las emisiones de los coches diésel”.
2ª) “Detectaron que más de la mitad de la población de estos núcleos urbanos vive a menos de 150 metros de vías por las que circulan un mínimo de 10.000 vehículos al día, algo que podría explicar entre un 15% y un 30% de los nuevos casos de asma entre menores de 17 años y de una proporción semejante de enfermedades coronarias y respiratorias en los mayores de 65 años”.
3ª)”Barcelona, la más contaminada de las ciudades españolas, registra 27 microgramos de media anual. Los datos se explican por tratarse de una ciudad que concentra una de las mayores densidades de vehículos por kilómetro cuadrado (unos 6.100 frente a los 1.300 de Londres). El 56% del parque de vehículos barcelonés, además, utiliza motores diésel. Estos generan hasta seis veces más partículas que los de gasolina.
5ª) "Para las partículas PM2,5 no hay nivel de protección, es decir, que por más que se baje siempre hay impacto negativo para la salud, explica Xavier Querol, profesor e investigador del CSIC, que ha formado parte del comité asesor científico del estudio.
Me pregunto…
¿Qué razones tuvo el “sistema” en 1994 para ocultarnos los efectos nocivos— por el ya conocidos— para la salud de la ciudadanía de las partículas de 2,5 micras (PM2.5µ)? y ¿Qué razones tiene ahora—dieciséis años después— para informarnos?
Como afirma: El principio de razón suficiente "nada es o acontece sin razón”. Es el momento para que cada uno de nosotros la busque.
BIBLIOGRAFIA
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