Un día si, otro también, nos desayunamos con que la prensa nos informa de nuevos acontecimientos de lo económico, cuya repercusión en el orden social presagian un futuro incierto, provocando en el ciudadano un estado catatónico de su voluntad fruto del sentimiento de impotencia ante los mismos.
La crisis global que padecemos generada por la codicia de unos pocos y ciertamente por la ignorancia de una mayoría, genera en el ser humano la tendencia a buscar un chivo expiatorio a su desgracia. En razón a la escala social a la que pertenecemos, solemos elegir la víctima en la que descargar nuestra ira, ¿por qué nosotros no somos culpables, sino victimas? Es una rara avis en nuestro país aquel que, tras reflexionar sobre lo acontecido reconoce públicamente su parte de culpabilidad.
Identificar la, o las posibles causas que han propiciado la situación socioeconómica actual se escapa a mis posibilidades de conocimiento objetivo de las mismas por lo que todo análisis de la situación sería mera especulación. Sin embargo si me atrevo a opinar sobre las causas que, a mi modesto entender, están propiciado el proceso regresivo a tiempos pretéritos que creíamos superados, en el ámbito del ICS.
Nuestro sistema de salud es uno de los mejor valorados en el ámbito de la comunidad Europea por su calidad asistencial, así como por su contenido social. Nuestro sistema es universal y su financiación es a cargo de los presupuestos del estado, lo que le confiere el rango de derecho y no de un logro por el ciudadano. Su asistencia no solo cubre a los nativos sino que se hace extensiva a todo individuo residente sin exclusión por razón de procedencia.
Todo derecho, la atención sanitaria y prevención de la salud es uno de ellos, debe o debería llevar implícito para aquel que lo percibe el deber del buen uso. Es fácil constatar que aquello que obtenemos sin esfuerzo queda devaluado y en consecuencia tendemos al despilfarro. Nuestro país, mal que nos pese, aun con pretensiones es pobre, motivo por lo cual cualquier mal uso de nuestros recursos—sanitarios— es el despilfarro de la miseria, al que unos—usuarios— por mal uso, y otros—administradores— por la mala gestión de los mismos, hemos contribuido.
Las restricciones que el ámbito de la asistencia sanitaria (ICS) está imponiendo nuestro gobierno, es consecuencia que: de aquellos polvos vienen estos lodos. Si existe algún oficio capaz por sí mismo de generar demanda es sin duda aquellos vinculados con la salud y en la cúspide del ranking se halla la medicina. La tecnología ha adquirido un gran protagonismo en el área de la salud. Los profesionales de la medicina han abandonado en aras de la técnica, el mejor instrumento para el diagnóstico que un eminente doctor, el Dr. Gregorio Marañón sugería que no era otro que una silla para sentarse a escuchar al paciente. A día de hoy los médicos son valorados por sus pacientes en función del número de pruebas diagnosticas que le solicita y el costo de fármacos receta para su tratamiento.
Se da la paradoja que un hospital de nuestra comunidad—posiblemente no en el único— el departamento de diagnóstico por la imagen posee tres resonancias magnéticas y tres escáneres que funcionaban prácticamente las veinticuatro horas del día durante todo el año antes de la consabida crisis y ¿ahora solo por la mañana? Uno se pregunta si los pacientes son los mismos y con anterioridad era impensable diagnosticar sin las pruebas pertinentes, o antes se abusaba de las pruebas diagnosticas o ahora se hace mala praxis (criterios de la lex artis).
En los dos supuestos cabe pedir a los gestores de la institución responsabilidades y no buscar atajos reduciendo el salario de los trabajadores y hacer a la victima culpable al cargar los costos sobre el usuario mal acostumbrado.
De aquellos polvos tenemos esto lodos.
2 comentarios:
Estimado Antonio,
Siempre que leo un artículo tuyo hay cosas que comparto y otras que no, pero siempre logras que nunca me deje indiferente, esta es la gracia de tus lecturas, y esto es lo que te agradezco.
Bien, desde hace algún tiempo, todos nos hemos vuelto unos expertos en economía, como bien dices, desayunamos, comemos y cenamos con la gran incertidumbre del momento, que si el Ibex35, que si la deuda, que si sube la prima... permíteme el chiste fácil, si hace unos meses me hubieran dicho que sube la prima, le hubiese contestado que si está buena la prima, dile que suba¡¡ jajaja.
Bromas a parte, creo que buscar víctimas y culpables a los problemas económicos que nos atañen se me hace sumamente complicado, pues como siempre pasa, las historias siempre varían según el narrador y el lado desde el que las miras, para unos, los culpables fueron los bancos, para otros los que estiraron mas el brazo que la manga metiéndose en hipotecas que no podían pagar, para otros los políticos… yo, personalmente, como cada uno de todos nosotros que te leemos, también tengo mi opinión.
Para mí y como muy bien dices, la culpa de la crisis es la codicia humana, y muy posiblemente su salida será conseguida con el precio de nuestro sudor y nuestras lágrimas.
Respecto al problema de las restricciones en nuestro Sistema de Salud, el ICS, a mi modo de ver, es que también, como la crisis económica, no es un problema tan sencillo como tú lo analizas, me niego a creer que los recortes que tenemos son por culpa de la mala praxis profesional, de la mala gestión y del mal uso del sistema que hacen los usuarios. Para mi, hay mas factores que lo condicionan, y ya que pides responsabilidades a los gestores responsables del ICS, que son los que determinan la política a seguir, te recuerdo que estos los elige el govern, que ha su vez es elegido “democráticamente” por medio de sufragio, por los ciudadanos y las ciudadanas, por lo que, yo también me pregunto ¿quien son los culpables y las victimas?, ¿tenemos lo que nos merecemos?
Mucho me temo, que este problema, también será solucionado con nuestro sudor y nuestras lágrimas.
No pares nunca de escribir.
Ful
Estimado amigo:
Ante todo gracias por leer mis artículos. Sería una necedad por mi parte pretender estar en la posesión de la verdad. Es simplemente una opinión, que como tu bien dices, solo pretende no dejar a nadie indiferente.
No obstante, si bien es cierto que somos nosotros los que los elegimos a nuestros gestores— en listas cerradas— no es menos cierto que nadie les obliga a presentarse. La libertad, implica compromiso y responsabilidad, está es bidireccional para ambas partes, gestor y elector, pero no así, su gradiente de responsabilidad.
Si somos capaces de confrontar las opiniones e ideas desde el respeto a la discrepancia, es probable que algún día logremos hacer que país tenga una democracia real. Mientras llega ese instante en el tiempo, sigamos como un mal menor, aportando ideas y vertiendo opinión.
Salud
Antonio
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