¿Casualidad u oportunismo?
Uno con la edad ha aprendido, no sin esfuerzo, que nada ocurre porque sí. Si bien para determinado suceso natural, solo podemos intuir la causa que lo genera, para los acontecimientos sociales solo cabe preguntarse —Cui prodest? ¿A quién aprovecha?—
El pasado lunes día dos de junio me encontraba con un grupo de excursión por la “Serra dels Bufadors”. De improviso en el autobús que nos transportaba al lugar del inicio de la de la caminada, se produjo una cierta algarabía, el Rey Juan Carlos había abdicado en favor de su hijo Felipe. La excursión con recorrido de cierta dificultad y de exuberante belleza se vio mitigada por el inesperado acontecimiento. Lo inesperado del mismo también provocó en la ciudadanía exaltaciones de júbilo mayoritariamente de jóvenes y adultos nacidos con posterioridad a la transición de 1977 que nos ha permitido vivir en armonía democrática más de tres décadas, y como no jubilados como yo.
Como un hijo más de la piel de toro, soy como no podía ser de otra manera, reacio (la genética) a formar parte activa de cualquier “ideología” por lo que siempre estoy en la oposición. En nuestro país en octubre del 1931 se invoca un dicho francés ¡Qué hermosa es la Republica en tiempos de Monarquía!. Los españoles no somos de nada, pero sí de anti todo, nos priva más la pasión que la razón y solemos imponernos más por la razón de la fuerza, que usar el diálogo desde la fuerza de la razón para dirimir nuestras diferencias.
El resultado de las pasadas elecciones a la UE, han puesto de manifiesto el hartazgo de la ciudadanía con los políticos, sumisos estos ante la política de austeridad impuesta a los ciudadanos por la “troika”, lo que nos avoca sin remisión a la ciudadanía a un “austericismo”. El nacimiento de nuevas formaciones políticas más próximas al sentir de la juventud y de los excluidos socialmente, fruto de una recesión económica, generada esta por la codicia oportunista del capital, ponen en tesitura al actual bipartidismo político del arco parlamentario. Las descalificaciones vertidas en los medios de comunicación contra las nuevas formaciones políticas surgidas de los últimos comicios, hacen evidente que han venido para quedarse e imponer una nueva forma de ejercer la acción política.
Según encuesta realizada por el diario el País (Metroscopia) sobre la monarquía a las preguntas:
¿Debería convocarse, en algún momento, un referéndum para que los españoles digan si prefieren que España siga siendo o no una Monarquía?
A esta pregunta los consultados han contestado:
De acuerdo el 62% y En desacuerdo 34%
Si se convocara un referéndum en el que se pidiera a elegir a los españoles entre una monarquía con Don Felipe como rey o una república presidida por una figura pública relevante, ¿qué preferiría?
A esta pregunta los consultados han contestado:
Una monarquía con Don Felipe como rey: el 49%
Una república presidida por una figura pública relevante: el 36%
Si tenemos en cuenta a los consultados por el rango de edad. A la primera pregunta los que están de acuerdo decrecen con la edad. A la segunda se produce el fenómeno inverso, es decir, aumenta con la edad. Si bien existe, según los datos, un factor ilusionante después de 37 años de monarquía parlamentaria, cuando se nos da la posibilidad de elegir quien ha de ser el Jefe de Estado que nos represente elegimos a un Rey. Una vez más como en la Segunda República (1931) se cumple el adagio ¡Qué hermosa es la Republica en tiempos de Monarquía!
Soy como ya expresado al principio del artículo, de los que creen que nada pasa por que sí y menos en política, el que no podamos demostrar nuestra tesis, solo es fruto de que no poseemos la información suficiente para ratificarla. ¿Casualidad u Oportunismo? En lo acontecido me decanto por el segundo concepto “Oportunismo político”.
A una baja popularidad o estima del pueblo español hacia sus representantes, implementada esta por el deterioro social y ausencia de acciones tangibles que aporten algún atisbo de esperanza a los desfavorecidos, a lo que hay que sumar las corruptelas, no solo de los políticos, sino también de la más alta instancia de la nación, es decir de la corona, no cabe hacer mención a lo hecho acaecidos de los que los medios han dado cumplida “información”. Los resultados de las pasadas elecciones han propiciado a la Casa Real hacer del “sufrimiento virtud”. Al abdicar el rey sin previo aviso ha descolocado al pueblo llano y en especial a los jóvenes que creen ver en esta renuncia una oportunidad de cambio, no hay nada más ilusionante para el pueblo que un proyecto aunque nunca se logre, porque siempre uno podrá contar que, un día el también participó. Lo digo por experiencia.
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