Motivo de reflexión
Hay días, que uno se levanta con el
pie cambiado y hoy ha sido uno de ellos y no el único.
La historia comienza con la llegada de
mi nieto Nil el más pequeño. El motivo de su estancia en nuestra casa es que mañana
lunes tienen fiesta en el colegio por el puente de la Constitución y se quedara
a dormir. A primera hora mi yerno traerá a casa mi nieto mayor Joel.
Su llegada trastoca un poco nuestro
quehacer diario, hemos de sacar al parque a la Lua y a la Kira dos mascotas. No
podemos dejar solo al Nil. La situación se complica, ya que este lunes salgo
con la “Colla Jove” a caminar y hemos quedado a las 7h. Lo que me obliga a
sacarlas a las 5h. Decido no sacarlas juntas, pienso me resultara más fácil y
rápido, que con las dos a la vez.
La Kira es una perra encantadora y
cariñosa, pero como siempre, existe un pero; que no es otro que la obsesión por
los gatos. De regreso del Park Güell, a olfateado a un gato y como hace otras
veces, mediante una maniobra se ha soltado del collar. Eran cerca de las seis
de la mañana y aun me quedaba sacar a la Lua.
Cuando se produce este percance se vuelve loca
persiguiendo a su presa, no hay forma de pararla. Yo, que soy de por si
temeroso, me desespero, pues siempre me pongo en la situación más trágica. Que
la pille un coche o que a consecuencia de ello provoque un accidente grave. Al
cabo de un buen rato he conseguido pararla, era tal mi excitación que la he
golpeado con la mano en el moro.
Ya eran cerca de las 6:15 cuando he llegado a
casa, cabreado, he cogido a la Lua y he vuelto a salir a la calle. El animal ha
olfateado mi estado de ánimo, de manera que ha decidido volver a casa. Mi mujer
ante mi excitación decide volver a sacar las.
Me quedaban apenas 25 minutos para mi marcha y
he decidido sentarme a meditar, he reflexionado sobre él porque de mi ira. He
descubierto que mi generosidad y bondad, no surge del corazón sino de la razón,
no es amor lo que entrego sino justicia. Soy el defensor de las causas
perdidas, me revelo contra el opresor y defiendo al oprimido. No amo al oprimido,
sino que odio al opresor.
Antes de salir de casa, ha llegado mi mujer. Feliz
y contenta de lo bien que se lo han pasado las mascotas, sobre todo la Kira
persiguiendo a los gatos. Un motivo para reflexionar. Estoy en ello
Buscando
en los recuerdos "Es un buen
ejercicio ser del todo sincero consigo mismo". Sigmund Freud
A raíz de lo acaecido, busco en mis recuerdos
cuando “mate al padre” es probable que fuera el día que recurrí a él,
cuándo el abuelo me echo de casa, ese día no solo lo mate, sino que le enterré
en lo más hondo de mi alma. Es curioso, como he convencido a mi mente durante
tantos años, de que ese día alcance mi libertad, al liberarme para siempre de
la tiranía del padre.
Realmente no fue así. Han tenido que pasar más
de cincuenta años, para descubrir que me había equivocado, el reo nunca debió
de ser mi padre, sino mi madre. Ella me inculco la responsabilidad y el
compromiso para con el débil. Su alma se secó el día el que mi hermana enfermo
de meningitis. A partir de ese instante fui su lazarillo..
Debo de “matar a la madre” para lograr mi libertad. He de subvertir la
realidad social que he vivido hasta ahora. Debo abrir mi alma de par en par a
una esperanza, a la que siempre me he negado (inconscientemente) a aceptar. Que
es amor y no el compromiso lo que mueve el corazón del mundo.